Se acerca el día de Canarias y en cada rincón de las islas el 30 de mayo se festeja exaltando muchos de los valores culturales de nuestra tierra; música y bailes típicos (isas, folías, malagueñas…), gastronomía (gofio amasado, plátanos, papas arrugadas, chochos…), juegos tradicionales (el palo canario, el salto, el arrastre de ganado…), etc., costumbres y tradiciones que nos esforzamos en conservar, porque son parte de nuestra identidad y de nuestra historia. Sin embargo, ¿qué peso tiene dentro de nuestra cultura “hablar canario”? Cada vez se usan menos palabras y expresiones canarias, y en muchas ocasiones se toman como un recurso humorístico, de hecho, es fácil escuchar en medios de comunicación autonómicos el típico chiste “¿cómo se dice en canario: ¿qué tal?, buenas tardes, y responde = ¡Oh! ¿qué pasó?”. Me pregunto si esta es una buena forma de mantener viva nuestra norma lingüística o más bien un modo de desprestigiarla. Por suerte para algunos, todavía podemos deleitarnos escuchando a nuestros padres y abuelos hablar sin ningún reparo “como ellos saben”, usando expresiones como “¡no te alongues, que te caes!” o “se puso las cholas y salió, trape trape, con una falda que le quedaba toda enfonilada”. No me pidan que traduzca, para entenderlo uno ha de haberlo mamado. Esto es expresividad canaria.
martes, 25 de mayo de 2010
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